martes, 7 de julio de 2009

GONZALO DE BERCEO


El clérigo benedictino Gonzalo de Berceo, principal representante del Mester de Clerecía, es el primer autor conocido de la Literatura Castellana. Existió hacia el siglo XIII, fue autor de poemas sencillos, con giros populares. Fueron sus obras: “Vidas de santos”, “Loores de Nuestra Señora” y “Milagros de la Virgen”.
Nació en Berceo, provincia de La Rioja, hacia 1195, estudió en el Monasterio de San Millán de la Cogolla, ordenándose como diácono en 1221, y como clérigo secular en 1228.
Sus poemas se componen de estrofas de cuatro versos alejandrinos (de 14 sílabas) con la misma rima y aunque se trata de un Mester de Clerecía, su estilo tiene mucho en común con el de los juglares, lo que se atribuye a su deseo de ser accesible al pueblo inculto.
Se desconoce el año exacto de su muerte, y sólo hay referencias de que en el año 1267 todavía vivía.
Para ejemplo del estilo de Gonzalo de Berceo, tomamos el poema
“El Labrador avaro”:

Era en una tierra un omne labrador

que usava la reja más que otra lavor;

más amava la tierra que non al Crïador,

era de muchas guisas omne revolvedor.

Fazié una nemiga, suziela por verdat,

cambiava los mojones por ganar eredat,

façié a todas guisas tuerto e falsedat,

avié mal testimonio entre su vecindat.

Querié, peroque malo, bien a Sancta María,

udié los sus miráculos, dávalis acogía;

saludávala siempre, diciéli cada día:

"Ave gratïa plena que parist a Messía."

Finó el rastrapaja de tierra bien cargado,

en soga de dïablos fue luego cativado,

rastrávanlo por tienllas, de cozes bien sovado,

pechávanli a duplo el pan que dio mudado.

Doliéronse los ángeles d'esta alma mesquina,

por quanto la levavan dïablos en rapina;

quisieron acorrelli, ganarla por vecina,

mas pora fer tal pasta menguavalis farina.

Si lis dizién los ángeles de bien una razón,

ciento dicién los otros, malas que buenas non;

los malos a los bonos teniénlos en rencón,

la alma por peccados non issié de presón.

Levantóse un ángel, disso: "Yo so testigo,

verdat es, non mentira esto que yo vos digo:

el cuerpo, el que trasco esta alma consigo,

fue de Sancta María vassallo e amigo.

Siempre la ementava a yantar e a cena,

diciéli tres palabras: 'Ave gratïa plena'

la boca por qui essié tan sancta cantilena

non merecié yazer en tan mala cadena.

"Luego que esti nomne de la Sancta Reína

udieron los dïablos cogieron's de ý aína;

derramáronse todos como una neblina,

desampararon todos a la alma mesquina.

Vidiéronla los ángeles seer desemparada,

de piedes e de manos con sogas bien atada;

sedié como oveja que yaze ensarzada,

fueron e adussiéronla pora la su majada.

Nomne tan adonado e de vertut atanta,

que a los enemigos seguda e espanta,

non nos deve doler nin lengua nin garganta

que non digamos todos: "Salve Regina Sancta."

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